Vida en dos ruedas



Me gusta la bicicleta pero no la he practicado tanto como quisiera. Recuerdo que de niño aprendí a andar en una Vespa y me gustaba ponerle el famoso envase de frutsi para que sonara como si tuviera motor. Después de algunos años, uno de mis hermanos tuvo una bici de carreras, o de ruta como se le denomina ahora, que usaba para ir a la preparatoria y yo la comencé a usar también para ir a la prepa.

Le tomé más afición a eso de la pedaleada en esa época e incluso todos los días que no tenía clase (fines de semana y vacaciones) me iba a correr a la carretera a Chiluca, vía la Concordia, bordeando la presa Madín por ambos lados. Fue en esa época que comencé a seguir la tradicional competencia de ruta de el Tour de France y aprendí la forma en que se corría para las etapas de montaña, contrarreloj, por equipos y demás. Las estrategias de los equipos se me hacía muy interesante y me entró el gusanito de querer competir a ese nivel.

Comencé a investigar sobre las competencias en México y los equipos y la verdad es que fue complicado enterarme de algo que me pudiera servir para mis intenciones de correr. Lo más que conseguí de información fue que, para poder entrar a algún equipo, tenía que ser visto por los visores de alguno de ellos que a veces (sólo a veces y sólo los sábados) iban al autódromo Hermanos Rodríguez y sí les gustaba cómo corrías, chance y te llamaban.

O sea, la única posibilidad de entrar a un equipo era yendo los sábados al autódromo, correr y correr como desesperado en la bici, junto con toda la gente en bicicletas normales, patinetas o corriendo normal y si de casualidad iba un visor, tenías que “identificarlo” y pararte junto a él a ver si te decía algo o te invitaba a una sesión particular de entrenamiento.

Obviamente las posibilidades de que eso ocurriera eran mínimas y además tenía que recorrer toda la ciudad con mi bici para llegar al autódromo. Y créanme que en ese entonces no había otra posibilidad de conocimiento público para entrar a un equipo. Ni direcciones se conseguían de ellos. Mi ilusión por competir a nivel profesional se vio truncada por ello, pero no dejé de correr en bici por la carretera a Chiluca, hasta que entré a la universidad.

Vendimos la bici y yo me compré mi primer coche y dejé de pensar en usar una bici hasta hace unos años cuando comencé a pensar en hacerlo por ejercicio más que por gusto. Para ese entonces, otro de mis hermanos ya le había entrado a eso de la bici de montaña y hasta tenía dos. A mí nunca me han gustado las de montaña porque son más pesadas y siempre he usado las bicis en la calle, por lo que pensé en adquirir una de carreras, pero los sitios que venden bicis, solo venden para profesionales y la más barata anda en ocho mil pesos.

Busqué en Mercado Libre para ver si había alguien que vendiera una bici de carreras y ya tenía apalabrado a un vendedor y a la mera hora se echó para atrás en el trato y ya no lo pude contactar. Además iba a aprovechar el hecho de que trabajo cerca de mi casa y que los jueves no circulo para correr en la bici a mi trabajo. De plano decidí usar la de mi hermano y ya con su servicio para que quedara al punto (porque la bici estuvo arrumbada como un año) decidí comenzar los viajes a mi trabajo en bici.

La verdad es que volver a andar en bicicleta se siente muy bien y cumplo varios objetivos: hago ejercicio, me traslado a mi trabajo y me divierto. Creo que ahora retomaré también las rutas a la carretera, aunque ya no será la de Chiluca, porque ahora está mucho más transitada y sería complicado. Lo que sí es que sigo en la búsqueda de una bicicleta de ruta a precio accesible (hay unas que hasta 103 mil pesos cuestan) y espero que para mediados de septiembre ya tenga una.

Definitivamente recomiendo el uso de la bicicleta, ya sea por ejercicio, traslado o simple diversión. Al final de cuentas, es el medio de transporte que menos energía requiere respecto a otros medios como autos, aviones, e incluso el caminar(1). Ojala todos pudieran hacerlo.

Nigger

(1) al referirme a energía, me refiero a la fuente de la misma. En los casos de vehículos, la energía proviene de combustibles fósiles principalmente; en el caso de caminar, la energía proviene del esfuerzo físico y las calorías que se queman al hacerlo. Para equiparar los requerimientos de energía, se convirtieron a unidades de contenido calorífico. El estudio fue desarrollado por Burger King que, en contraposición al índice Big Mac, sacaron su índice Burger King para medir los requerimientos de energía en el transporte en porciones de Whopper. Según el índice, para desplazarse 30 kilómetros, se requiere media Whopper en bicicleta y 2 Whoppers caminando. Alrededor de 10 Whoppers en automóvil y hasta 250 Whoppers en avión, que fue el más alto. Sí, ya sé… weird.

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