Regresando a escribir

Ahora sí. El jueves 9 me accidenté jugando squash, ya que al tratar de pegarle a una bola en el fondo de la cancha y después tratar de girar para amortiguar el gope contra la pared con el brazo como acostumbro hacerlo, se me atoró el pie y en lugar de golpear con el brazo golpeé con el hombro, más exactamente en la clavícula.

El golpe con la pared me disclocó la clavícula la cual se safó alrededor de un 95% de su sitio (grado 3) lo que hacía imposible volver a colocarlo con técnicas quiroprácticas. Se rompió el ligamento que sostiene la clavícula al omóplato y el hueso del brazo en el hombro y eso motivó a que tuviera que ser intervenido quirúrgicamente.

La siguiente radiografía me la saqué el viernes 10 y pueden ver cómo está salida la clavícula:


El viernes 17 por fin me operaron y el procedimiento consistía en hacer una incisión en el brazo, taladrar un orificio por el hueso del brazo y la punta de clavícula, jalar un alambre de titanium para fijar la clavícula a su posición original y suturar, pero ya en la operación, se dieron cuenta de que el hueso era muy fuerte y podría romper el alambre de titanium, por lo que tuvieron que abrirme en hombre, y efectuar 4 amarres: 1 hacia el frente, otro hacia atrás y dos hacia el lado para evitar que se moviera.

La operación originalmente estaba programada para durar entre 30 y 50 minutos, sin embargo, el cambio de planes requirió de 90 minutos para que quedara listo y estuve como otra hora en recuperación antes de vovler a mi cuarto. El dolor inmediato era insoportable por lo que me tuvieron que dar supranol y ya por fin bajó el dolor. El domingo a mediodía fui dado de alta más que nada por el trámite del seguro que se tardó un poco más de lo necesario. Una cosa curiosa es que recién desperté de la operación lo primero que dije era sobre el dolor en el hombro y luego que tenía mucha sed y hambre.

Cuando me subieron a mi cuarto me dieron líquidos y cuando me llevaron de cenar me zampé todo muy rápido y me quedé con hambre. De plano me trajeron unos pingüinos para que se me quitara. Al día siguiente yo seguía con hambre y apenas llegó el desayuno me lo devoré y cuando llegó la comida igual, hasta le pillé parte su comida a mi hermano.

En mi casa me sentí mareado yo creo por el trayecto de regreso del hospital a mi casa y pues me la pasé en reposo el resto de la tarde del domingo viendo los decepcionantes juegos de americano. Hoy llegué a mi oficina y he podido realizar muchas tarea que me costaron trabajo la semana pasada y aunque todavía sigo usando el mouse con la zurda, el escribir ya no es tan problemático porque sí puedo usar ambas manos.

Espero que al final de la semana también ya pueda manejar mi auto (que cómo extraño manejar) y poder realizar la mayoría de las actividades de manera normal. Todavía traigo el inmovilizador del brazo, pero el cabestrillo ya no es tan necesario.

En estos días escribiré sobre los posts pendientes que tengo: Pobreza, Crisis y Fórmula 1.

Nigger