Otomanos - Una cultura guerrera


El imperio otomano tuvo sus inicios en el siglo XIV con las incursiones de Orján quien inició sus conquistas en Anatolia, el centro de la actual Turquía en Asia Menor. Su ejército se conformaba de turcos islámicos expertos en asalto, guerreros de caballería con arco y flecha, que tomaban por sorpresa a las ciudades de esta región y se sustentaban por medio de los saqueos.

Al inicio de sus campañas, su forma de ataque se basaba en la sorpresa, una ráfaga de flechas mientras pasaban y cuando había oposición, se refugiaban inmediatamente en el follaje, en la naturaleza, donde podían emboscar a quienes los llegaran a perseguir. Pronto sus estrategias fueron cambiando hacia un ejército mejor conformado, hacia finales del siglo XIV cuando el poder de la artillería era funadmental en las guerras de europa, los otomanos también ya eran diestros en el manejo de ésta. Arcabuceros y cañoneros formaban parte de la técnicas de guerra en tierra y mar.

Los otomanos conformaban gran parte de su ejército con la caballería y, era ésta la elite en los rangos del ejercito. Se le llamaba comunmente "timariotas" debido a que desde sus inicios, el imperio otomano repartía las tierras conquistadas a su ejercito, dividiéndolo primeramente en provincias, sudividido en distritos o "sancaks" y finalmente en "timars". El sultán otomano era el líder del ejército y hasta el siglo XVI comandaba en persona las camapañas militares. Sus generales eran los gobernadores de las provincias y sus comandantes los gobernadores de sancaks. Los timariotas estaban subordinados a los comandantes de sanks y el tamaño de sus "timars" les confería obligaciones en las campañas militares.

Los timars debían registrar su valor catastral en ackes (la moneda del imperio otomano) y este valor determinaba las obligaciones del dueño del timar en las campañas militares, por ejemplo. Cada timariota debía de financiar su sustento durante la campaña, pero además debía llevar, si su timar era de los más valuados, un escudero, más 2 sirvientes como soldados de infantería y garantizarles su sustento también. Evidentemente estaban obligados a asistir a las campañas so pena de perder su timar.

Los timars no eran hereditarios y constantemente cambiaban de dueño por diversos motivos: el dueño podía morir en batalla, ser aginado a otro timar de mayor valor o simplemente ser relevado por órdenes del sultán. Al ser dueño de un timar, se estaba a cargo como poder ejecutivo de los campos, ciudades, pueblos o puertos que estubieran en sus límites. La justicia la aplicaban los muftís y jueces, pero las multas en dinero pasaban a administarse por el dueño del timar. De los cobros de multas, el timariota se quedaba con la mitad, y enviaba la otra mitad al gobernador del sankak, quien a su vez tenía derecho a la mitad de ese dinero y enviaba la otra mitad al gobernador de la provincia que hacía lo mismo hasta llegar al gobierno central. Por esa razón, el ser gobernador de sancak o de provincia respresentaba muy buenas rentas.

De igual manera, al administrar un timar, el timariota vivía ahí y trataba de la manera más justa posible a sus gobernados para evitar que fuera removido de su timar por sublevación. Además de que el tiempo de su jurisdicción era relativamente corto, se acrecentaba el peligro de perder su timar por la gran demanda de aspirantes a ese puesto. Normalmente, un gran porcentaje de los jinetes del ejército eran timariotas; sin embargo, algunos gozaban de vivir a costa del Tesoro del Imperio.

El problema para el imperio otomano se sucitó a finales del siglo XVI y principios del XVII cuando el imperio dejó de crecer y la estabilidad en las fronteras les permitió seguir manteniendo la estructura durante periodos más largos de tiempo a pesar del crecimiento de la demanda por timars. Aunado a esto, los gobernadores asignaban timars a familiares que no servían en el ejército del sultán, a cambio de una elevada suma de dinero o del envío de escalvos como soldados, pero sin la capacidad militar de un soldado ototmano.

Los timariotas nunca echaban raíces en sus tierras debido a este constante movimiento de asginación de tierras y por la espectativa de que, al conquistar nuevas tierras, se les podría asignar una de ellas. Otro problema que solucionaron los otomanos con esto fue el tener que especificar a qué tipo de gente gobernaría. La mayoría de las campañas en europa terminarían con pobalciones de cristianos, siendo que los otomanos eran de religión musulmana. La máxima ley a la que se jurisdiccionaban era a la islámica, pero tenían jueces que atendían los asuntos bajo las leyes locales, así que una persona podía decicir ser juzgado por la ley local o la islámica según su conveniencia. Los otomanos, además trataban de no alterar la forma de vida de sus gobernados, dejándo en algunos casos, a los terratenientes originales a cargo de las tierras.

Se podía ver que la organización territorial, era igual a la organización militar, pero siempre destacaba primero la militar para así organizar la estructura terriotorial y de jurisdicciones. Los otomanos siguieron esta estructura desde el año 1300 hasta el 1650 cuando tuvieron cambiar esa estructura, debido a su pérdida de poder adquisitivo y de algunos territorios. Pero algo que se peude destacar del imperio otomano durante esos 350 años, fue su gran visión para adminsitrar territorios con diferentes costumbres, religiones, estructuras sin alterarlas y a la vez imponiendo una estructura de gobierno que garantizaba el flujo de recursos al imperio, no solo económico, sino de especie y de personal.

En el siguiente post de los otomanos, describiré sobre su forma de reclutamiento y estructura imperial dentro del círuclo de influencia del sultán.

Nigger

Comentarios

Anónimo dijo…
Me gusto, me gustaria conocer los nombres de los paises actuales y que conformaban el imperio otomano
Gracias

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