¿Reforma energética?

En varios círculos en los que me muevo ha salido a colación el famoso tema de la “reforma energética” que se debate en el congreso del país. Una de las mayores observaciones que se han hecho y de la que estoy convencido, es que en la realidad, no se está llevando a cabo ninguna reforma energética con la propuesta que envió Calderón al congreso.

Para empezar, lo primero que se debe entender es ¿qué es un reforma energética? Si tomamos la etimología del término reforma, vemos que significa volver a formar. Si estamos hablando de energía, debemos también entender que la energía abarca varios ámbitos y no solo el aspecto del petróleo que solo representa una pequeña parte del concepto de energía.

En México, la entidad gubernamental que debería estar más afectada es la Secretaría de Energía (SENER), pero debería estar involucrada también la de Comunicaciones y Transporte (SCT), Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA), Reforma Agraria (SRA), así como la Comisión Reguladora de Energía (CRE), Comisión Federal de Electricidad (CFE) y por supuesto Petróleos Mexicanos (PEMEX), pero solo se han enfocado a ésta última como la entidad a corregir.

En concepto de energía se deben de considerar cuatro aspectos involucrados en la energía y que si se quiere una reforma energética, se deben de considerar como la base: generación eléctrica, industria y manufactura, transporte y construcción.

La generación eléctrica actualmente se efectúa en su mayoría con carbón y combustoleo. El carbón que se utiliza para la generación eléctrica está sin procesar y las nuevas tecnologías mundiales apuntan a un uso mayor del carbón para esta actividad, pero basado en polvo de carbón o carbón con secuestro de emisiones. La explotación del carbón en México es suficiente, y nuestros recursos en esta materia son todavía bastantes como para pensar en seguir utilizándolo con las nuevas tecnologías. El combustoleo es un derivado del petróleo que se ha usado por su bajo costo, pero contamina mucho más que las gasolinas u otros derivados del petróleo.

CFE actualmente está buscando mas opciones de generación eléctrica de ciclo combinado usando gas natural, que contamina menos. También ha iniciado su incursión en la energía eólica, pero todavía sus granjas de turbinas eólicas son muy pequeñas y pronto tendrán que cambiar a las turbinas de alta generación o las hélices complementarias. Otra fuente renovable de energía serían las hidroeléctricas y las nucleares. Pero el problema de CFE es que el monopolio gubernamental de generación y distribución eléctrica obliga a CFE a comprar la energía de particulares que generan electricidad, comprándola a un alto precio para aprovechar el 100% de la capacidad instalada de esas plantas a las que le están comprando electricidad.

Pero no se confunda, a pesar de esto, de que CFE paga muy caro el kilo watt a los particulares y que subsidia gran parte del costo de la red eléctrica, la entidad está en números negros. Los ingresos por venta de electricidad a California y Guatemala, además de los cobros por distribución a los usuarios en todo el país permiten que pudiera subsistir, pero ese ingreso va directamente a Hacienda y al presupuesto federal, por lo que CFE no dispone de esos recursos para utilizarlos bajo su criterio.

El segundo aspecto, la industria y manufactura implica también consumo de energía para sus procesos. También aquí el uso de carbón y combustoleo es abundante y sobre todos debido a su bajo costo en el mercado. Este aspectos es una gran diferencia respecto a la generación eléctrica que está a cargo completamente por el estado. Pero aquí también juega otro insumo que se está comenzando a utilizar para su combustión: la biomasa. La biomasa suele ser composta de productos alimenticios principalmente, pero involucra también desechos de otros productos como el cartón, papel, etcétera. Aquí lo principal es el reciclaje y la normatividad en la recolección de desechos, y su posterior utilización para su uso en industria y manufactura debería ser materia de la reforma energética, y de igual manera, los desechos que emiten la misma industria deberían estar regulados y contemplado en la reforma. Una de las alternativas es el uso de motores eléctricos para los procesos industriales, pero afectaría de igual manera el primer aspecto: la generación eléctrica.

El tercer punto, el transporte tiene una amplia gama de aspectos que se deben regular. Al día de hoy, casi todos los medios de transporte utilizan combustibles fósiles derivados del petróleo: gasolina, diesel, gas LP y turbosina; pero además de esto, se usa electricidad y carbón (aunque muy poco). La industria automotriz tiene en puerta varias opciones para el transporte, como el uso de etanol, biodiesel, electricidad, gas natural y celdas de hidrógeno.

Una reforma energética debe contemplar desde la producción, distribución y comercialización y control de precios al público. En el caso específico de PEMEX quien hace todas esas funciones, no permite que los usuarios tengan opciones en refinación de combustibles. Aunque es cierto que las alternativas de transporte vehicular todavía no están del todo disponibles en el mercado, una reforma energética debe de contemplar la entrada de esas nuevas tecnologías, la regulación de producción y distribución de las alternativas energéticas de combustibles y un control sobre los márgenes de comercialización.

En el mundo entero el precio de los combustibles se fija de acuerdo a la oferta y la demanda, mientras que en algunos países como el nuestro, se fijan precios máximos al público con un incremento periódico que impide la competencia. Es cierto que los niveles de precios de hoy en día harían que nuestros combustibles se fueran para arriba, pero aún cuando esto no fuera así, se tiene un subsidio permanente a los combustibles automotrices. Y al igual que los aspectos anteriores, la alternativa de la electricidad debe de considerarse bajo las reglas de la generación eléctrica en una reforma energética.

El último aspecto o punto que se debe considerar es la construcción. Las reglas catastrales de las viviendas, oficinas, edificios y demás deben de considerar también la forma en que obtienen sus servicios a partir de la energía. Hoy en día se han desarrollado muchas técnicas para calefacción, aires acondicionados, iluminación y circulación de aire que permiten usar la menor cantidad de energía. Los estándares de las nuevas construcciones, las remodelaciones a las que ya existen y hasta los centros de producción de materiales de construcción deben ser también materia de la reforma energética.

Incluso desde la misma aprobación de planos de parte de los arquitectos e ingenieros que se dedican a la construcción deben estar contemplados en la dichosa reforma.

Si bien es cierto que en muchos de esos procesos se involucra a los derivados del petróleo, PEMEX no debe ser el centro de una reforma energética, sino parte. Para poder “volver a formar” nuestro esquema energéticos sería necesario entonces reestructurar la forma en que están organizadas las dependencias que mencioné al principio y los vínculos de trabajo entre ellos.

También es cierto que PEMEX, al igual que CFE, trabaja en números negros (no así Luz y Fuerza del Centro) y que bien pueden permanecer sin cambios, pero definitivamente el aprovechamiento de estas dos paraestatales está muy por debajo de la mitad de su potencial si no se logran las reformas o al menos cambios estructurales en ambas.

PEMEX, CFE y Luz y Fuerza del Centro cuentan además con un cáncer que ha sido el mayor freno de sus progresos: sindicatos. Los sindicatos también han sido freno de las reformas energéticas o de cambios estructurales en las paraestatales y son un mal que debemos erradicar. Lamentablemente el eliminar los sindicatos traería consecuencias inmediatas en cuanto a las represalias que afectan nuestra vida cotidiana, como el cierre de vías de transporte, tomas de recintos, secretarías y manifestaciones orquestadas por aquellos que ostentan el poder de los sindicatos y que no quieren perderlo. Un ejemplo reciente y que no se le ha involucrado en la reforma energética, pero debería, es el sindicato minero, cuyo líder, desde Canadá, sigue armando desmanes aún sin el apoyo de sus agremiados.

La lucha que se está llevando en el congreso es una muy pequeña parte de la reforma energética y ya está desquiciando al país. Una verdadera reforma energética requerirá de conciencia de todas las partes y como nación seguramente sufriremos mucho por el cambio en estructura y las represalias de quienes dejarán de tener poder en los energéticos.

Pero definitivamente, necesitamos una reforma energética.

Nigger

Comentarios

Juan Pérez dijo…
Estoy de acuerdo con este articulo en lo general, sin embargo considero que la generación de energía eléctrica con fuentes renovables como la eoloeléctrica contribuiría solo parcialmente en la solución del problema de la demanda y se requeriría hacer grandes inversiones en centrales hidroeléctricas, ya que existen límitantes técnicas y de crecimiento en estas modalidades de producción; en este sentido se puede afirmar que se requiere una reforma energética de fondo en la parte de electricidad con un enfoque de mercado abierto y competitivo que no implique la privatización de los activos de CFE pero que si garantice el suministro de este fluído en el largo plazo y al menor costo. Por otra parte se sabe que los combustibles se agotan y la demanda sigue en crecimiento, así que ya no hay más tiempo ni nos podemos dar el lujo de esperar a mejores condiciones políticas o de conveniencia de partidos políticos.

El slogan de CFE señala que se trata de una Empresa de Clase Mundial, entonces cual es el temor de que CFE pueda tener una verdadera competencia proveniente de capital privado que obligue a todo el sector eléctrico a ser más eficiente, barato y eficaz?.

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